¿LAS MUSAS SIEMPRE ESTÁN AHÍ?
Da gracias a dios que tengo unas lentejas para comer
porque
el vino me turba.
Le digo que tengo el cerebro seco como un esparto, y
me dice que las musas siempre están ahí.
Pero yo sé que las musas sólo salen cuando el vino
les abre la puerta.
Estoy seca, estoy quizás demasiado bien.
Mi vida es lenta pero segura, tengo una serie de
amoríos desaboríos, en blanco y negro y en sepia.
Todo va según lo previsto.
Últimamente hablo con todos desde el salón, hace
tiempo que no bajo a los sótanos de mi mente para correr por entre las cajas,
tropezarme con mis pensamientos y esconderme de los intrusos asustándolos
perversamente.
No.Todo ocurre en el recibidor, en el salón y en
ocasiones en mi habitación. Todo limpio, todo preparado para las visitas. Y eso
es demasiado recto, demasiado formal, me cansa…
No encuentro mentes con las que compartir momentos
de juegos en la oscuridad, de risas y de insultos, de malcriadeces y de
meternos el dedo en el ojo y luego decirnos “te quiero mucho”.
Ya no hay a
quien regalar un petardo a sus pies y luego salir corriendo entre carcajadas de
placer por la maldad. Ahora soy una señora, sin más. Y tengo que decir que odio
ser señora.
Estoy conectada, hablo con gente, me preguntan, y yo
contesto que mis necesidades están cubiertas, pero no me gustan. Es como cuando
no te queda más remedio que cagar en un bar de carretera, lo haces y punto.
Doy una vuelta más a mi recibidor...
TOC TOC, alguien toca!!!
Marvin gave de fondo, todo listo, las luces
encendidas, las ventanas abiertas, las cortinas limpias, todo huele bien,
nada es excesivo.
Me siento en mi sillón de seda y miro con
entusiasmo, soy la mejor de las anfitrionas. Pero no escucho, sólo
pienso en la cantidad de gamberradas posibles que puedo realizar en ese
momento. Soy una estatua de sal; "Sí señor, como no, claro está…..tiene usté
toda la razón, que buen corazón tiene caballero".
Pero sólo deseo saltar y brincar por encima de su
cabeza, lanzar escupitajos, reirme hasta que me duela el estómago y bajarle los
pantalones en público mientras cantamos bajo la lluvia.
Entonces recojo mis pensamientos, los meto en un
saco. Espero que la visita se marche, abro el sótano y lanzo el saco.
Hasta la vista baby!, ya no queda nada. Pero mi
curiosidad hace que me asome un poco más y aspire el aire seco , el olor a
cerrado, hace que me recree con la oscuridad……
¿Volveré a bajar sola al sótano?, sé que será algo
emocionante…tengo que cerrar ya las habitaciones, tengo que cancelar las
visitas y empezar a disfrutar de mis rincones más oscuros, únicos,
inaccesibles, maravillosos, los mostraré sólo a quien quiera compartir los
mismos sótanos, las mismas humedades.
Mientras tanto, voy a llenar mi casa
de sábanas blancas para que los muebles se conserven, y en breve bajaré con la
idea de no subir a abrir puertas a quien no me apetece.
Ahora tigretón y yo bailamos delante del espejo, el reflejo nos regala una imagen digna del mejor de los cuentos, una Alicia en el país de las maravillas sin complejos...
La música suena, damos vueltas mientras el vino se derrama entre las ramas de mi ya ansiado mundo, ahora toca disfrutar.
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