miércoles, 2 de mayo de 2012

RELATO; VALENTINA Y SU NO HISTORIA DE AMOR.


Valentina siempre maúlla sola, es su elección. Se considera gata salvaje, le ha costado mucho tiempo marcar su territorio y está llena de heridas de guerra (algunas todavía sangrantes).
Pero ella pasea por sus dominios orgullosa, con el rabo en alto. Está un poco despelusada y le faltan algunos dientes, pero aún se sabe hembra, por ahora no le preocupa la soledad. Lleva años defendiéndola con sus garras.

Pero….en ocasiones (muy raras), sobre todo algunas noches del frio invierno, Valentina se permite dar rienda suelta a su imaginación:
Y sueña con un gran gato, un gato azul, ese del que le hablaban cuando era una cachorrita, ese que leía en los cuentos, el gato con botas. Sueña que un gato sabio e inteligente la mira con respeto, y que además la mima cuando lo necesita. Sueña que pasean juntos por los tejados de la ciudad, que juntos juegan con ratones y que cuando el sol calienta se acurrucan uno junto a otro y se lamen el pelaje.
Valentina echa de menos que alguien le cure las heridas, echa de menos un hogar, sentir que todo va bien, que no tiene que luchar para conseguir nada.

Pero Valentina es gata vieja y sabia. Conoce la noche y sus habitantes…Valentina sabe que pocos machos pueden resistirse al aullido agonizante de una gata en celo, sabe que dejaran su nido cegados por el olor del sexo, son machos y deben cumplir…
Entonces Valentina que lo entiende todo (o eso intenta) no entiende nada.  Ella pocas veces se ha enamorado, pero cuando le pasa, no le hace falta aullarle a la luna. 
No entiende como se puede elegir una compañera de viaje y luego husmear al aire para controlar los celos de las demás gatas, (o sí).
Ella fue una vez la elegida, y la experiencia le gustó, pero todo lo que empieza acaba, y valentina que no es de largas agonías a la espera de la muerte, pensó que la mejor manera de no contagiar y enfermar al resto de los sentimientos era cortar la parte engangrenada. Y así fue, hoy día es un gran aliado frente a los infortunios y bienaventuranzas de la vida.

Nunca entendió a otras gat@s que se quejaban del tiempo perdido, del tiempo invertido. Nunca se pierden años cuando amas, siempre se gana, aunque el fin, o la meta programada no se haya alcanzado, hay un camino recorrido, que no se deshace, que se adhiere a nuestra piel, y del que debemos aprender. ¡Que lástima le dan esos pensamientos!.
Por eso Valentina nunca entiende a los suyos, el resto de la manada se mueve en círculos continuamente, y ella no quiere dar vueltas en esa noria.
No cree en medias naranjas, cree en naranjas enteras. No quiere ser la mitad de nadie, ni que nadie sea su media mitad. Quiere conocer a otra naranja completa y quiere rodar junto a ella. No quiere tener propiedades, ni hipotecar su vida ni que nadie la hipoteque por ella, cree en la libertad a la hora de decidir con quien quieres rodar en la vida. No quiere ambiciones, solo compartir, respetarse desde la madurez sin engaños inútiles.
Pero Valentina todavía es ingenua….suspira cuando deja colarse algún gato por la rendija de su corazón,  aunque su olfato le diga que no es ese el que anda buscando. Ella deja entrar y en ocasiones deja que le hurguen dentro, porque necesita creer, creer que existe ese compañero de viaje.

Valentina pasea ahora por las sucias callejuelas de su ciudad, y se ve reflejada en un charco. Su reflejo le devuelve a la realidad, su sociedad se rige por ciertos impulsos de apareamiento…Y ella es gata vieja, callejera, de pelaje rancio. Sus heridas la afean, y solo de noche puede engañar para saciar los impulsos de su cruel cuerpo. Entonces Valentina, vuelve a poner el rabo en alto, sube su cabecita y orgullosa vuelve a pasear sola por sus dominios. Tampoco se está tan mal. 

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