Queridas Lola y Marta:
Me he enterado que habeis creado una nueva sección de consultorio sentimental y me he animado a compartir mi historia con vosotras y quizás, si lo creeis oportuno, con el resto de lectores de vuestro mas que eficiente Blog. Resulta de una gran ayuda en mis momentos de depresión pre-prozaica y mis coqueteos con la cuchilla de afeitar de mi abuelo.
Mi historia es la siguiente.
Ya hace meses que le llevo echando el ojo al pelirrojo de la facultad de Psicología. Dicen que los pelirrojos no tienen alma, pero este no la necesita, y a mi lo único que me interesa es que me risque ladera abajo con su falda escocesa remangada. Bueno, suelo ser mas formal, que estas cosas de los pensamientos sucios me dan reparos, pero no puedo por menos que restregarme con las sábanas compulsivamente cada vez que imagino su cuerpo vikingo bañandome de sudor.
El caso es que le espío a todas horas pero el no se ha fijado en mi ni por un segundo. He intentado vestirme a su manera. Me baje al mercadillo y me compré un pañuelo palestino y unos pantalones cagones. Me teñi el pelo de rubio y me deje crecer las raíces. He pintado pancartas con todas la consignas apropiadas para la lucha anticapitalista y antineoliberalista, aunque no entiendo muy bien lo que significa la palabra lucha. Pero yo lo intento. Hasta me compre un cacharrito que se llama Grinder y papelillos, dicen que sirve para liarse cigarritos de la risa. Me dijeron de bajar a la plaza San Justo a comprar, ya sabes, una chinita, pero no tienen ni datafono para pagar con tarjeta de crédito. Pero por el lo que sea, si hay que pagar en cash, lo hacemos. Pues ni por esas.
Yo ya empezaba a desesperarme un poco, porque ya no sabía que mas hacer. ¿Es tan difícil ser un perro flauta de verdad?.
Una noche por fin me decidi a entrar en uno de sus bares favoritos. Sonaba un tal Steve Wonder. A mi me parece una copia barata de Jamiroquai, pero bueno, ya se sabe que esta gente no tiene mucha cultura musical. No me importa que sea un poquito hortera en sus gustos y no sepa apreciar las buenas melodías de Bisbal, porque es tan mono.
Yo me estaba tomando un Smirnoff Ice, por eso de hacerme la dura. Ya se sabe que estas chicas Hippies beben mucho y se ponen muy borrachas y a ellos les gusta. Así que con la valentía que te da una buena cogorza me acerque a él. He de reconocer que le note la mirada un poco perdida, parecía tan borracho como yo. Sus amigos y él estaban cortando en pedacitos un trozo de cartón y se lo comían. Me pareció de lo mas frikie, pero dije, venga, vamos a hacer lo mismo, se trata de integrarse, ¿no?. Así que le hice una seña de interés y el me ofreció un cachito. En fin, aquello era un poco raro.
¡Dios mio! que pedo me cogí esa noche. Cuando pude ser consciente me encontraba en la cocina de una casa desconocida comiendo pan con chorizo. ¡si soy vegetariana!. Permitirme este pequeño secreto, ¡que rico!.
¿Pero sabeís una cosa? Era su casa. Estaba con él. ¡Dios mio!, llevaba toda la noche con él. Me había besado, incluso me había metido su mano entre las bragas camino de casa. Si, de eso me acordaba. Me dijo de ir a su cuarto. ¡por supuesto!. Ese era mi momento, no lo iba a desperdiciar.
Su habitación olía un poco como a Bazar Hindú. Al principio me provoco un poco el olor, pero me fui acostumbrado. Todo por verle sin ropa.
Comenzo a besarme y a palpar todo mi cuerpo con sus manos. Con habilidad encontro el borde inferior de mi blusa y la deslizo al suelo en cuestion de un segundo. Yo me encontraba recostada sobre la cama con mis piernas rodeando su cuerpo. No se en que momento se había desnudado, pero ahí estaba, señalándome, advirtiéndome de lo que pronto sería mio. El sujetador tampoco se resistio y pronto sentí la humedad de su boca en mis pechos. Cada pelo de mi cuerpo se puso en voz de alerta y entre mis piernas una catarata de deseo se desbordo. Los pantalones y las braguitas se deslizaron por mis piernas como aceite. ¿Todo esto es tuyo?, me dijo. Si, lo quería ya dentro de mi. Sentí su invasión con emoción, el placer me cegó.
De repente abrí los ojos, y le ví, frente a mi, sacudiendome los hombros, ¡ey, tía! ¡te has quedado dormida!.
¡QUEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!!!!!!!!!!!!
Se tumbó dándome la espalda y sin mediar palabra se durmió. Por la mañana recogi mis cosas y con el peso de mil mundos sobre mi espalda me marché.
Marta, Lola, ¿que hagó?
Querida amiga ahora me es imposible responderte estoy en un congreso de escritores en fuerteventura MIENTRAS TANTO NO COMAS CARTONES
ResponderEliminarjajajajajajajajajaja que se tome otro smirnoffff!
EliminarQuerida amiga ahora me es imposible responderte estoy en un congreso de escritores en fuerteventura MIENTRAS TANTO NO COMAS CARTONES
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