Esa noche tenía el cuerpo de saldo.
Bueno, en fin, no te voy a engañar, hace ya meses que pase las primeras y segundas rebajas y me revuelvo entre tallas sueltas y bikinis del terciario en la sección de oportunidades. Soy una mujer en rebajas, un conjunto de nervios, músculos y piel con hedonismo exacerbado. Soy la reina del sofoco entre las piernas y el premio a corto plazo. Llamame PUTA, yo lo llamo SUPERVIVIENCIA.
Ya lo dijo Jesús, ¡dad de beber al sediento y de comer al hambriento!. ¡Joder!, ¡pues yo tengo un hambre descomunal!. Por eso estoy de saldo, por hambre. Yo me alimento de sus miembros. Ellos disfrutan, por el precio de un par de copas, de Langosta en vez de palitos de cangrejo. Un trato justo, ¿no crees?.
Esa noche, como otras tantas no le haría ascos a una buena porción de carne sin interesarme sus complementos...una aceituna con ombligo de un metro setenta, absurdo pelo rizado con gomina a lo cortijo andaluz y un nada sensual acento gallego. Mis ganas de atacar aumentaron cuando alguna de mis acompañantes mostró interés por él, ¡competir, me pone!. Llamame PUTA, yo lo llamo SELECCIÓN NATURAL.
Vamos a dejar las cosas muy claritas desde el principio. Un par de miraditas sensuales, un rozar tus caderas sobres sus manos, un lamerle el cuello mientras le exploras la entrepierna, no me parece juego sucio. ¡si quieres peces, mójate el culo, nena!
Desate todas mis armas de conquistadora que no son más que mostrarme a mi misma. No mal interpretes, pero la inteligencia y la cultura déjala en casa, que estamos en la selva, y para conseguir un par de ebrios orgasmos la naturaleza dicta un escote que te ponga las tetas en su sitio y un culo de infarto. Las que quieran hacer dieta forzosa les aconsejo un jersey de cuello vuelto.
Pero el pollo me salió gallo de corral que quería piar a toda gallina suelta. Y tuve que llegar a la degradante situación de aguantarle toda una marcha en regla regada de copas en vaso corto, ancho y de tubo con la compañia de sus amigos, no menos gallitos, que aprovechaban la mínima ocasión para rodear mi cintura con sus tentaculos y regalarme unas incómodas palmaditas en el trasero. Con sinceridad te diré, pude soportarlo porque mis indiscretas manos intuyeron entre muslo y muslo una motivación más que interesante. Las espectativas me mantenían firme.
Cuando al fin conseguí arrastrarle a mi apartamento quisé tomar mi ansiado trofeo. Las proporciones eran asombrosas pero su complemento era un pedazo de carne de 70 kilos prácticamente inanimado pero con una incontinencia verbal inagotable. Yo solo intentaba concentrarme en el esperado roce que me llevara a la explosión final, el sólo sabía intentar satisfacerme a base de palabras sin sentido, ¡te gusta así! ¿verdad?, ¡nunca te habían dado lo tuyo!. ¡Por Dios! ¿porque tienen que nacer con cuerdas vocales?.
Tras su lamentables sacudidas tomé el control para culminar en un mas que lamentable intento de placer. El por supuesto quedo absolutamente satisfecho, tanto física como emocionalmente y me regaló la mejor de las frases, la más hermosa. ¡no pidas más que ya te has quedado bien agusto,eh, cachonda!
Cuando al fín llego la mañana y pude deshacerme de su incómoda presencia, abrí el cajón de mi mesilla de noche, que vela por uno de mis mas preciados haberes, tan calladito, tan complaciente, MI VIBRADOR.
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